lunes, 30 de enero de 2012

Gratitud


“Ya están otra vez los de siempre…”
Pues sí, señora. Ya están otra vez los de siempre.
Y mientras la justicia siga siendo más injusta que nunca, mientras los derechos sociales se sigan esfumando como por arte de magia, mientras una panda de chorizos (ahora se les llama especuladores que queda más fino) siga ganando dinero a costa del empobrecimiento del resto, mientras las instituciones continúen degradándose y tolerando comportamientos que rayan lo delictivo, mientras el desánimo se siga adueñando de nuestras vidas, y mientras parte de la sociedad parezca dormida o anestesiada porque todo esto no va con ellos, “los de siempre” seguirán ahí.
Otra vez. Y otra más. Y las que hagan falta.
Y yo se lo agradezco. Porque cada vez que nos invitan a salir a la calle, o a firmar un manifiesto que reivindique la honestidad, la justicia y la honradez como únicos valores admisibles, me devuelven la ilusión y me recuerdan que no estamos solos.
Reconforta saber que hay gente comprometida que, aunque parezca imposible, se mueve por esa cosa tan antigua y trasnochada llamada ideales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una reflexión perfecta para sostener la propuesta neofascista del siglo XXI y derribar los cimientos de este sistema podrido y fracasado. No parar hasta conquistar.

Anónimo dijo...

El problema de "los de siempre" es que son incapaces de ser "de vez en cuando". Hay gente que sale a la calle cuando cree que algo es injusto y merece la pena luchar contra ello, pero "los de siempre" salen a la calle por sistema y siempre que trasciende algo o alguien que no les gusta, como si la posibilidad de que exista quien pueda no aceptar sus dogmáticos credos o discrepar con ellos fuera "per se" una afrenta a la libertad o a esa democracia cuyo usufructo parecen ostentar, no se sabe en virtud de qué derecho universal o norma divina. Como si los demás fuesemos gilipollas. La arrogancia y la sinvergüenza de "los de siempre" no conoce límites.