domingo, 30 de diciembre de 2012

Toca hacer balance

El 2012 no pudo empezar mejor. Pero, contra todo pronóstico, se jodió.
O no...
Porque he conocido a gente cojonuda. Porque me he enamorado. Porque me he desenamorado totalmente de un señor que no me merece en absoluto. Porque me he reconciliado con algún amigo. Porque he visto a Madonna en directo por primera vez en mi vida. Porque me encanta ver cómo muchos de mis amigos que se han enamorado y no se han desenamorado como yo, están felices. Porque he descubierto a Jo Nesbo. Porque he conocido Bruselas. Porque ha venido Wendimou y porque va a venir alguno más. Porque lo de mi Atleti no es ni medio normal. Porque somos más solidarios que nunca. Porque me he puesto morada de sopa de cocido. Porque no he dejado de reírme. Porque no he dejado de llorar. Porque hemos salido a la calle. Porque vamos a seguir saliendo. Porque, por fin, conozco Portugal. Porque he visto pelis alucinantes. Porque he tomado muchas cañas. Porque no he parado de discutir. Porque leo la prensa y me sigo indignando. Porque quiero mucho a mucha gente por la que me siento muy querida. Porque me quedé sin trabajo. Porque hoy estoy currando con gente muy buena y con muy buena gente. Porque me he puesto pesadísima con la política (y lo que me queda, aviso). Porque he empezado a pintarme los labios con asiduidad. Porque no dejo de aprender cosas. Porque gente cercana que lo estaba pasando regular, hoy duerme más tranquila. Porque existen señoras como Cecilia Giménez. Porque mañana empieza el 2013.
Y se joderá. O no... Porque vivir es esto. Y es de puta madre.


martes, 28 de agosto de 2012

Todo fenomenal

Pues sí. Tras un arranque de verano bastante prometedor: aerosoles en el centro de salud de Becerril sur mer de lunes a viernes durante tres semanas. Eritema solar hasta en el alma. Avería de LaToya (esta vez, el guardabarros posterior que se dejó caer tras una pequeña colisión). Ligera quemazón en la pantorrilla derecha a causa de la depilación láser. Tos ferina (sigo tosiendo pero ya no contagio). Y ampollas tornadas en descomunal cicatriz en el brazo izquierdo (siempre me quemo en el mismo sitio cada vez que gratino macarrones). Y desazón. Y Báñez. Y Montoro. Y estas canas que crecen como setas. Y hartazgo.
Lo único memorable, Cecilia.
Bueno, y mi pandilla.

domingo, 15 de abril de 2012

A mi tío Javier

Durante el último mes y medio, he hecho lo imposible porque me vieras entera. Porque, durante el último mes y medio, no he dejado de pensar en cómo te portaste cuando lo de mamá.

Me habían dejado contigo en Fuencarral y, con lo llorón que eras, mantuviste el tipo como nadie jugando conmigo hasta que llegó Almu para darme la noticia. Jugaste conmigo como lo hacías siempre; en La Pinosa, no había día en el que no te buscara para que me llevaras de excursión en la Mobilette, para que me dieras clases de interpretación, para que me filmaras mientras te enseñaba mis improvisadas coreografías acuáticas, para que me contaras historias sobre Grecia y Egipto...

La última tontería que se nos ocurrió para pasar el rato, fue que yo sería tu biógrafa oficial. Y así, volvimos a hablar durante horas de cómo conseguiste que la Interpol no te encontrara cuando te fuiste a vivir a París, de tu amistad con Marguerite Duras, de por qué te hiciste pintor, de tus noches de alterne con George y Sonia Orwell, de la época en la que sustituiste tu foto del DNI por la de Rafael de Paula, del beso que te dio Claudine Auger, de tu etapa de actor fetiche de Adolfo, de aquella discusión con Alberti en su casa de Roma...
Y volví a escucharte embobada, como hacía siempre y como hacían todos los que han tenido el privilegio de conocerte, e iba tomando notas para que no se me olvidara ningún detalle a la hora de escribir esas memorias que los dos sabíamos que nunca escribiré.

Pero hoy no pienso en ti como en el personaje de novela que has sido. Hoy pienso en ti como en el tío, en el hermano mayor, en el amigo, en el apoyo, y en el ejemplo que siempre serás para mí.
Y, sobre todo, pienso en que a partir de este mismo momento solo hay sitio para la entereza. Por Rita y por Felipe, por África, por Lola y, porque si me viniera abajo, tú, paradigma de la elegancia que ha sabido reírse de la vida a carcajadas, nunca me lo perdonarías. Y eso, Pollito, no podría soportarlo.







jueves, 2 de febrero de 2012

¿Se puede estar más perdida?


En mi clase aprendimos a leer con la cartilla “¡Hala vamos!”.  Recuerdo que cada vez que una niña llegaba a la Z, la Madre Piedad nos hacía ponernos a todas en pie para darle un aplauso. Todas recibieron su ovación a finales de mayo o primeros de junio. Todas, salvo una; Mónica Francisca la recibió el mismo día en que nos daban las vacaciones de verano… pero no había pasado de la G.

Eso sí, llegué a mi casa rebosante de orgullo y gritando por el pasillo “¡Que me han dado el aplauso! ¡Que me han dado el aplauso! ¡Que me han dado el aplauso!”
La cara de mi madre y de mis hermanos era todo un poema...

Me valgo de esta anécdota absolutamente verídica para señalar que, el no haber sido lo que se dice una esponja a la hora de asimilar conocimientos (a día de hoy sigo sin saber dividir con decimales), no me ha impedido disfrutar de una autoestima más que aceptable. 

Y eso, a pesar de que si me comporto con naturalidad, carezco de misterio. Si opto por la discreción, soy anodina. Si discuto, soy de natural histérica. Si rehúyo cualquier confrontación, soy tonta. Si voy a mi bola, soy una estirada. Si manifiesto la más mínima muestra de afecto, me quiero casar. Si voy por las claras, impongo. Si intento tirar de mano izquierda, soy un ser incomprensible. Si me pongo tacones, soy demasiado alta. Si voy plana, los pantalones no me hacen justicia. Si me tomo dos copas, soy excesiva. Si voy de coca cola, soy un coñazo. Si me pinto, me echo años encima. Si voy con la cara lavada, soy cero femenina…

Mira, ¡dejadme ya el alma en paz! O sea, vosotros no. Hablo así, en general.

lunes, 30 de enero de 2012

Gratitud


“Ya están otra vez los de siempre…”
Pues sí, señora. Ya están otra vez los de siempre.
Y mientras la justicia siga siendo más injusta que nunca, mientras los derechos sociales se sigan esfumando como por arte de magia, mientras una panda de chorizos (ahora se les llama especuladores que queda más fino) siga ganando dinero a costa del empobrecimiento del resto, mientras las instituciones continúen degradándose y tolerando comportamientos que rayan lo delictivo, mientras el desánimo se siga adueñando de nuestras vidas, y mientras parte de la sociedad parezca dormida o anestesiada porque todo esto no va con ellos, “los de siempre” seguirán ahí.
Otra vez. Y otra más. Y las que hagan falta.
Y yo se lo agradezco. Porque cada vez que nos invitan a salir a la calle, o a firmar un manifiesto que reivindique la honestidad, la justicia y la honradez como únicos valores admisibles, me devuelven la ilusión y me recuerdan que no estamos solos.
Reconforta saber que hay gente comprometida que, aunque parezca imposible, se mueve por esa cosa tan antigua y trasnochada llamada ideales.

miércoles, 25 de enero de 2012

Estoy harta de jurar por mi padre...

...pero hartísima.

Manuel José Grandes Rodriguez, también conocido como El Fiera o Charlín, según la ocasión y el foro en el que se encontrase, nunca me lo perdonaría. O sí, porque como esto mío debe ser genético pues le pondría comprensión al asunto.

¡Bueno! resumiendo que es tardísimo...

Voy a empezar a tomármelo todo en serio. Obviamente me refiero a mis cosas, ya que las vuestras las siento como si me fuera la misma vida en ello. O sea, que me veréis por aquí más a menudo porque no puede ser esta dispersión mía de querer hacer de todo y luego no hacer nada, o hacerlo todo pero rápido y corriendo...

Y como ya he perdido el hilo de lo que os quería decir,  aquí lo dejo.
De verdad que esta vez va en serio y no va a hacer falta que lo jure por mi padre porque hoy es el inicio de la Mónica Francisca que dice las cosas y las hace sin perderse en Las Batuecas. Hoy es el inicio de la Mónica Francisca fetén.

Buenas noches.