jueves, 30 de diciembre de 2010

¡Estoy que me salgo!

Estaba dispuesta a relajarme y a dedicar unas líneas al restaurante de Intereconomía al que mi adorado EO, reputado arquitecto de la capital cuya proyección internacional es un hecho, está empeñado en ir,  cuando me he visto sorprendida por un suceso de extraordinaria singularidad... ¡un muchacho que se encontraba por el barrio me ha llamado para que nos tomáramos unos vinos!

¿No es maravilloso? ¿No es acaso cierto que la vida es un vaivén de sensaciones extremas que nos hacen vibrar a cada momento?

¡Total! que presa de la excitación más absoluta, me he lavado los dientes, me he echado un rubor, he bajado desempedrando las escaleras y me he reunido con mi sobrino.

martes, 28 de diciembre de 2010

No soporto, así te lo digo, esta desazón.

Pues sí. Desazón.  Desazón después de una comida de Nietos de D. Manuel (ese gran hombre que fue mi abuelo materno) en la que, para ejercer de chauffeur, no me he tomado ni una sola copa mientras los demás se ponían como el "tenazas".
Desazón, porque un amigo, si a alguien que dice según qué cosas se le puede llamar amigo, se ha atrevido a afirmar que a mi Forlán no le gustan las mujeres.
Desazón, porque esta mañana he llegado a la conclusión de que, en mi profesión, salvo honrosas excepciones entre las que por supuesto me incluyo, se ha perdido mucho glamour.
Desazón, porque a mi primo Carlos, que trabaja en la city londinense y es un crack de los bancos y de los números y de esas cosas absolutamente ininteligibles para un "cacho de ser" como la que suscribe, no le he visto yo muy optimista...
Desazón, porque echo de menos a muchísimos amigos entre mis seguidores y eso es algo que no puedo llevar con tranquilidad.
Y desazón, porque sí. Porque me parece muy guay y como muy de heroína del XIX verme aquejada por esta insoportable dolencia espiritual,  que me impide pensar con claridad y me empuja hacia un abismo sin retorno. Dicho lo cual, voy a estirar la cama, que esta mañana con las prisas la he dejado sin hacer y yo, otra cosa no seré pero limpia y curiosita...¡como la que más!

¡Estáis de enhorabuena!

Estoy con Mari Carmen y Mari Geni y me han liado de la peor manera. A partir de este instante, daos por jodidos. Paquita Corleone ha llegado a la blogosfera para deleitaros con sus vivencias de intelectuales de izquierdas, su Atleti, sus orfidales y sus historias de amor absurdas. Sí, absurdas... ¿qué hago? ¿me mato?